La duración de la jornada laboral varía en función de los proyectos que se lleven a cabo; pueden contar con mucho tiempo para relajarse, charlar, leer, comer, ir de excursión, tomar café, mecerse en las hamacas, admirar el paisaje y, en general, disfrutar de una merecida sensación de logro tras la jornada.

Los voluntariados de larga duración son especialmente valiosos, ya que disponen de más tiempo para conocer la reserva y desarrollar sus propias iniciativas. Sin embargo, los voluntariados de corto plazo también son una fuente importante de energía, ideas y trabajo. Se requiere un compromiso mínimo de dos semanas para los voluntarios, aunque es preferible un mes o más. De todos modos, la mayoría de las personas que vienen terminan por quedarse más tiempo.